A lo largo del tiempo en el que la industria a mecanizado la crianza, la ha mercantilizado, ha generado una serie de artilugios que decían: era para facilitarnos la crianza, cuando el fin era generar y hacer crecer su negocio, y que en realidad han logrado desconectarnos no sólo de la crianza, también de las necesidades de nuestras crías, incluso han conseguido anular nuestro instinto.
Un niño o niña precisa libertad, igual que cualquier animal. Para que éste sea feliz y se desarrolle en plenitud, precisa un hábitat adecuado, unas habilidades adecuadas que se ven desarrolladas naturalmente en su medio, un medio que le respete y crea en él, en su capacidad, un medio para el que durante siglos le ha preparado la evolución de la especie humana.
Un niño o niña que crece sin libertad, atado, contenido, sujeto, supervisado, condicionado, conducido, crece temiendo, esperando que un adulto apruebe su siguiente paso. Crece dudando, incluso de si mismo, de su capacidad. Pero también crecerá esperando ansioso saciar su instinto, es su naturaleza, sus ganas de descubrir aquello que desconoce, sus ganas de ir más allá de donde el adulto le permite, queriendo subir donde le impiden subir, queriendo escapar de donde han decidido que se quede o espere, calculando el momento de abrir esa puerta que le está prohibida…ese instinto es el que ha hecho que avancemos culturalmente. Es importante preservar esa inquietud, esas ganas de explorar, de conocer, de investigar, es una garante para que el futuro no se encasille, no se estanque, ellos son el futuro. A los niños y niñas no hay que ponerles rejas, ni vallas, no hay que decirles “te vas a caer”, “no puedes hacerlo”, “aun no estás preparado”, tampoco hay que decirles que no son capaces con los gestos, con gestos es crearles recintos vallados, cercados…Hay que eliminar los peligros de su alcance (proteger enchufes, poner el lugares inaccesibles los productos de limpieza, etc), pero todo lo demás debe ser accesible a ellos, deben poder andar libremente por casa igual que lo hacen los adultos, eso le permitirá conocer le medio y desarrollar su autonomía.
Muchas de las cosas que parecemos necesitar no las necesitan los niños, la crianza con apego seguro confía en el menor, defiende que el niño sea tratado con el mismo respeto que el adulto. Cuando Carlos González afirma que las guarderías no las necesitan los niños, las necesitan los padres, ya te está mostrando cómo debes cuestionar y responderte ante la duda de la necesidad de algo, aunque ese algo sea socialmente aceptado. ¿Necesita un niño para su desarrollo un andador? ¿Necesita un niño un corralito? ¿Necesita un niño para su desarrollo ir en silla de paseo o junto al pecho de uno de sus padres? ¿Quién necesita esas cosas, el niño o el adulto para hacer algo como si no hubiera un niño en su casa y seguir tranquilo? No, estoy insinuando que te moleste tu hijo, digo que no te estas dando cuenta del mensaje que se envía al niño, que no estás siendo consciente de que lo que parece ayudarte te distancia de tu hijo. Cuando una madre o padre es consciente de que algo daña a su hijo suele apartarlo de la crianza, por eso intento que seas consciente.
Una vez me di cuenta que era más seguro ayudar a mi hijo, de 10 meses, a subir y bajar de la trona que el ponerle el cinturón de seguridad. Total, como indican las instrucciones de seguridad, nunca deben estar sin supervisión, y siempre estaba yo allí con ellos ¿porqué no ayudar a superar barreras en vez de agregárselas? Así que aprendimos a subir y bajar ¿sabéis que enorme sonrisa me regaló? Ahí me di cuenta de mi error, por mi miedo le hacía el mundo más difícil y le exponía aun más. Salir de la trona con el cinturón puede generar una caída.
Si un niño intenta ascender en un columpio, permanece junto a su espalda al principio, pero no le subas y mantengas sujeto (salvo que te lo pida), hay que acompañar. Ellos desean lograrlo por sí mismos, es SU DESARROLLO, no el tuyo. no esperan que tu hagas el trabajo, algo que le creará una falsa expectativa que más tarde puede suponer un accidente porque realmente no sabe hasta donde llega su capacidad individual.
Así es, cuanta más libertad mejor, todo lo que se la limita, debería sufrir una revisión de su utilidad o inutilidad, es lo adecuado para avanzar y erradicar el uso y el abuso de la industria sobre nuestros hijos, algo que no sólo nos genera un perjuicio económico familiar, además produce un abismo entre los niños y los padres, algo que nos debilita como especie, ya que una crianza que no puede realizarse naturalmente, una crianza que precisa de artilugios, de barreras, de murallas, y que suplen funciones MaPaternas pasa a ser dependiente y generará niños dependientes, dependientes de la materia, conectados a ella y no así mismos y sus capacidades, e incapaces de sobrevivir sin esa vigilancia, esa supervisión, entorpeciendo su desarrollo, su adaptación al medio, generándole mayores peligros, mayor inconsciencia, e incluso un materialismo. Cuando el niño ha tenido cosas que ha sustituido el calor humano, cuando crece, seguirá buscando establecer vínculos con cosas que sustituyan al calor humano, ya sea una consola, un TV, una tablet, la red social…¿Aun no somos conscientes de lo que estamos haciendo?
Espero haberte hecho cuestionar cosas…

Mayka Martín


¡Confía en sus capacidades!